miércoles, 1 de julio de 2020

Unidas por la mujer y la familia

Soy Dana Salinas y les cuento algo de mi historia dentro del mundo que defiendo: la mujer y la familia. VIDANA nace a partir de mi mamá, médico de profesión y una mujer proveniente de un linaje de parteras, a quien la vida la llevo por el camino de la especialización en la carrera de medicina tradicional. La primera vez que vi un nacimiento contaba con 13 años, fue un parto en casa y por cuestiones de la vida tuve que entrar en apoyo a falta de enfermera, estar presente en un alumbramiento es todo un privilegio lleno de oxitocina y adrenalina. Ver a una mujer totalmente transformada en un momento en donde la vida y la muerte se encuentran, fue impactante; pero al mismo tiempo, fue toda una revelación, porque sabía que quería volver a vivir esa experiencia una y otra vez. Mi mamá estaba segura que yo iba a tomar el camino de la medicina, pero me quedaba claro que yo no buscaba salvar la vida del mundo sino solo quería presenciar como llegaba la vida al mundo. Pasaron los años y por supuesto, tome caminos diferentes estudiando primero ingeniería en sistemas y posteriormente derecho; pero algo faltaba en mi vida, así que cada vez que tenía oportunidad pedía el permiso de asistir a un parto como espectadora. Al final simplemente escuché el mejor dicho que tenia ella “a esta vida venimos a ser felices, busca lo que te hace feliz “, y encontré la especialidad en educación perinatal, descubrí lo que era una Doula; fue entonces cuando la vida me reencontró con ese camino que yo había evadido, pero con la oportunidad de solo ser un apoyo físico y emocional para las mujeres que esperan a sus hijos, simplemente era mi profesión ideal. Pude complementar mi trabajo principal que tiene que ver con educación inicial y la formación de una familia.

En 2011 me encontré con esa gran desconocida, tema aún poco explorado, LA PLACENTOFAGIA y empecé a recorrer un trayecto lleno de búsqueda, encuentro y muchos mitos alrededor de ella. En 2012, tuve que enfrentar la pérdida de mi mamá y me refugié en la tarea de aprender más sobre nacimientos y, sobre todo, en la placenta que fue una gran salvadora para evitar que cayera en una depresión profunda, siempre con la voz de mi mamá en mi corazón recordándome que tenía una vocación y no podía dejar de ser yo solo porque no podía verla, aunque la sentía. Curse varias formaciones, entre ellas la de ippa, appa, una formación por parte de Doula Caribe y una formación en línea desde UK y me di cuenta que muchas cosas no se podían aplicar a México, así que debíamos adaptarlas para la cultura y costumbres de nuestro país. Desde el 2013 me dedico a VIDANA como formadora de terapeutas placentarias y permanentemente tratando de actualizar todo lo que tiene que ver con este tema. No ha sido fácil elegir este camino, hemos encontrado con muchos baches, negativas, falta de apoyo y sobre todo, la falta de “sustento científico”; pero también, hemos encontrado grandes satisfacciones en lo que descubrimos, investigamos, experimentamos y sobre todo, en todas las clientas satisfechas con nuestra labor. Soy de las que cree en las vidas pasadas y futuras, así que estoy segura que en alguna de mis vidas pasadas me dedique a lo mismo por eso siento tanta magia y cosquillas en el estómago cuando se trata de hablar sobre el tema.

VIDANA es parte de un tributo a mi mamá que siempre estuvo respaldando todas las locuras que se me ocurrían, alentándome a ser la mejor sin importar que a veces la corriente fuera contraria. Soy una mujer fuerte porque mi crianza estuvo a cargo de una gigante. Mentiría al decir que todo se supera porque creo que cada día la extraño más, pero también sé que al final de mi vida quiero decir que viví e hice todo lo posible por siempre ser fiel a mí.

Mi nombre es Amanda Villarreal, socióloga investigadora y abogada, obligada moral y profesionalmente a la representación y defensa del tema de la mujer y la familia. En el año 2012, tropiezo con el mundo de la placenta de forma accidental, sin conocimiento ninguno sobre el tema y me veo con la responsabilidad de entrar en su protección con más miedo que compromiso. No existían argumentos escritos ni investigaciones de los cuales fundamentarse, lleno el caso de negativas medicas y hospitalarias, con mujeres exigiendo su derecho a rescatar su tejido para usarlo de manera personal en su recuperación posparto, grupos de terapeutas placentarias deseosas de desarrollar una actividad que llamaban “vocación y actitud de servicio”; acciones por demás lejanas a mi comprensión. Sin embargo, los temas que se tocan alrededor de la placenta son diversos, no solo es un tejido ni tampoco una idea aislada de otros argumentos, es multitemático, y poco a poco se fue extendiendo a varios servicios como: instrucción perinatal, doulaje, partería, terapia con placenta posparto, lactancia, porteo, crianza y muchos otros, toda una comunidad de mujeres dedicadas a ayudar a otras mujeres, formando un crisol de ayudas y acompañamientos.

            La razón principal de mi unión a esta gran comunidad nace en la intensión de defender su labor y hacer respetar su derecho a usar cualquier elemento tradicional en el que crean y que este arraigado en sus costumbres. Pero mi lucha comprometida surge cuando mi hermano mayor enferma de Cáncer, un golpe psico-emocional que devastó a mi familia y, en mi desesperación por ayudarle y con el conocimiento de las propiedades de la placenta, decidí emprender con él una terapia para recupera un poco de lo que esa enfermedad le estaba arrebatando. Mi hermano fue operado para extirparle el tumor y sin dejar de tomar las capsulas esperamos la evaluación del laboratorio, tristemente cuando nos dieron el resultado no había equivocación, era Cáncer. Pero decidimos no suspender la ingesta de las capsulas, para cuando el oncólogo trato de determinar cuál sería el tratamiento quimioterápico, el laboratorio no encontró la enfermedad en los nuevos estudios (varios, por cierto) y, por tanto, no se pudo determinar un tratamiento. Así han pasado 6 años. Desde ese momento, he puesto al servicio y la investigación del tema todos mis conocimientos profesionales en defensa de la placenta y todas las actividades antes mencionadas, convencida de que sus resultados son maravillosos y que las personas que se dedican a los asuntos de la mujer merecen respeto, ayuda y representación. El camino no ha sido fácil y aún falta mucho, pero aquí me quedaré para buscar elementos que las avalen y les de la seguridad que necesitan y merecen. El trabajo que eligieron es una verdadera vocación de servicio, exponen su seguridad, al mismo tiempo que se juegan la credibilidad de propios y extraños; sin embargo, están dando la lucha y realizando un gran trabajo. Gracias a todo esta tarea realizada durante estos 8 años, he podido investiga y profesionalizar temas de apoyo para mujeres y sus familias, estrategias de defensa jurídica y programas de enseñanza a través de conferencias y cursos.


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